Así eran todas nuestras victorias: pírricas. O pirrónicas, si eso era lo que quería decir. ¿o eran pernambucanas,peronistas,peneanas, parlamentarias, precursoras, parafílicas, prenupciales, pronazis? En todo caso eran con p, eran a medias, pero eran victorias al fin.
Haber vaciado dos frascos de veneno en estéreo, de moscas y mosquitos en un canal, de cucarachas y hormigas por el otro, apenas había mermado el flujo de invasoras.
Cada tanto enviaban una embajadora que se posaba suavemente sobre mi hombro e intentaba comunicarse conmigo -"No nos hagas daño oh gigante de los aerosoles, venimos del planeta Zumuva huyendo del cataclismo de nuestro ecosistema, la biósfera en la Tierra es perfecta para nosotras, somos una especie pacífica, no intervencionista, tecnológicamente avanzada, conocemos la cura de todas las enfermedades, podemos corregir las taras genéticas, las influencias socioambientales, y con la debida disposición energética podemos modificar el pasado y hasta revertir la muerte, tenemos la llave para alterar la naturaleza de la realidad y el continuum espacio-tiempo, podemos enseñarles telepatía y los secretos del Universo, pero estamos cansados y somos unos pocos, si morimos nuestros secretos se perderán para siempre"
Después barrer los cuerpos, que forman un tapizado de quitina quebradiza, sacudirlos de las tapas de los vinilos, echarlos a la basura, creo que hay más bajo el tejado, habrá que fumigar, y repetir toda la limpieza.
Entre una cosa y la otra y deshacerme de estas desagradables hormigas voladoras no me percaté de que anochecía, y el cansancio me vencía entre los estertores de sus zumbidos...
Al dormir, volví a soñar con el mensaje de las embajadoras, de paz y cooperación, sentí la urgencia y la precariedad de estas criaturas, su angustia cósmica conmovió mis entrañas hasta lo indecible.
Apenas desperté en la mañana fui a comprar una pastilla de gamexane, para eliminar las larvas también.
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