(Después de toparme con Amadeo, decidí seguirlo a cierta distancia para ver dónde vivía, dado que la estructura de los textos que había encontrado revelaba una personalidad conflictiva, que podía reaccionar imprevisiblemente ante una requisitoria de mi parte.
La suerte estuvo de mi lado:
El viento voló su boina ladeada, arrojándola a mis pies.
Aprovechando mi encanto y juventud, un comentario sobre el aspecto bohemio y artístico de dicho gorro y una sonrisa ingresé en su aura protectora, al estrecho círculo de los que se apropian de los próceres.
No detallaré como el resto de sus escritos fue a parar a mis manos, pero debo aclarar que Amadeo no daba a estos textos más importancia que la dada a una descarga motriz, a una mera paja mental discursiva que lo librara de la tensión derivada de sus reales, serias e intensas ocupaciones profesionales.
El orden en que iré escanciando estos escritos dependerá de su grado de accesibilidad, y su orden en el improbable bulto que custodio.
El siguiente texto, escrito a relieve sin tinta en el bolígrafo o pluma Biróme, estratégica invención argentina.)
22/01/04
“…Pero él tenía su lado de fan de Sandro (había hecho acopio de vinilos del gitano, previendo su valor de reventa como quien calcula en krugerands y mexicanos de oro) usaba pícaros pijamas de seda y robes de chambre, no abundo en detalles perversos y van a tener que conformarse con este gofrado a punta seca, porque no pretenderán que escriba con mi propia sangre como Sade, dirán lo que quieran de mi escritura excepto que carece de profundidad o fuerza: hasta un ciego podría percibirla en varias páginas a la redonda, o a la cuadrada.”
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