El papel y los propios medios de almacenamiento ya no me parecieron confiables... en un ejercicio crítico de mi propia paranoia decidí entregar mi alma a los bits y dejar de decidir si esto o aquello se iba pareciendo a una bitácora de navegación por el psicocosmos, o a una colección de veinticuatro preludios y fugas para un clave resueltamente destemplado...
miércoles, 9 de julio de 2008
La carta (acción espectáculo)
Comienza la representación con un personaje que se ahorca en público.
Si se pertenece a alguna escuela de hiperrealismo, puede gestionarse la participación real de un suicida exhibicionista, de esos que nunca faltan.
el público comienza a inquietarse a partir de que no ocurre ningún otro evento que el del cadáver balanceándose en el extremo de la cuerda.
A la vista, sobre algún elemento que sirva de plataforma, se encuentra un sobre blanco de medianas proporciones y sin ninguna inscripción.
Un segundo personaje, mimetizado entre el público, abandona esta indiferenciación y, encaminándose hacia el escenario toma el sobre, rasgándolo y extrayendo la misiva la lee para sí.
Luego expresa con vehemencia: ¡Pero esto es una contradicción, que barbaridad!- para mostrar al público la cuartilla, individualmente, en pequeños y/o medianos grupos.
Puede, si así lo desea, hacer que la carta pase de mano en mano, sin más trámite.
En ella, en grandes y claros rasgos se lee la siguiente frase:
"Los excomulgados jamás se suicidan"
El público se impacienta una vez más y exige que salga el autor de la obra para esclarecer el sentido de todo este evento.
El autor no ha concurrido a presenciar la representación.
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